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martes, 18 de junio de 2013

Militantes políticos vascos fallecidos en las cárceles

GARA - DONOSTIA 

La muerte de la prisionera vasca Oihane Errazkin viene a sumar un nuevo nombre a la ya larga lista de los militantes políticos fallecidos en prisión. 

Al principio de esa lista, tal como se recoge en la enciclopedia "Euskal Herria y la Libertad" (Txalaparta, 1994), figura el militante del PCE Mario Diego Capote, quien muere desangrado tras sufrir una paliza en la prisión de Segovia, el 22 de abril de 1969. 

El 19 de junio de 1981 fallece en la ciudad sanitaria de La Paz el militante de los GRAPO Juan José Crespo Galende, tras una huelga de hambre de 85 días. El bilbaino Joseba Asensio, Kirruli, fallece a causa del abandono médico el 8 de junio de 1986 en Herrera de la Mancha, mientras que José Ramón Goikoetxea es encontrado muerto en las duchas de la madrileña prisión de Alcalá el 26 de junio de 1985. 

Tres años más tarde, el 2 de marzo de 1988, fallece en Herrera de la Mancha Mikel Lopetegi, y el 15 de junio del mismo año es encontrado muerto, según el informe médico a resultas de un paro cardíaco, Juan Carlos Alberdi, también en la citada prisión manchega. 

El 30 de noviembre de 1990 pierde la vida Mikel Zalakain, preso en Martutene, y un año más tarde, en la prisión de Fresnes, muere el ciudadano bretón Jean Groix, quien desde que fuera detenido bajo la acusación de «colaboración» con ETA sufrió una dura campaña de difamación. 

José Mari Aranzamendi fue hallado muerto el 7 de febrero de 1997 en Alcalá, mientras que Juan Carlos Hernando fallecía el 20 de julio de 1997 en la cárcel de Albacete. 


A punto de ingresar 

Además de los militantes fallecidos en prisión, cabe recordar otras muertes relacionadas con la cárcel, como la del insumiso Unai Salanueva, quien falleció tras precipitarse desde la ventana de su domicilio en vísperas de reingresar en la cárcel de Zaragoza, el 10 de febrero de 1997, o la de Eugenio Aranburu, Txo, sindicalista de LAB, miembro de la Mesa Nacional de HB y concejal en Mallabia, quien apareció muerto en el caserío familiar ese mismo día, igualmente en vísperas de ingresar en prisión. 

Otras fuentes, como Askatasuna, incluyen en el cómputo de ciudadanos vascos fallecidos «a causa de la política penitenciaria» a las siguientes personas muertas después de abandonar la cárcel: Josu Retolaza (fallecido en su domicilio, tras ser excarcelado aquejado de cáncer, el 19 de mayo de 1987); Pello Mariñelarena (en el hospital Antoine Beclere de París, el 15 de mayo de 1993); Jabi Gorostiza (en el hospital de Basurto, el 17 de junio de 1995); Juan José Etxabe (el 11 de julio de 1996, de un infarto, 18 días después de su salida de prisión); Jean Louis Maitia (el 25 de agosto de 1997 de paro cardíaco, dos meses después de quedar libre); Santiago Díez Uriarte (el 27 de octubre de 1997 en el hospital de Basurto, aquejado de un cáncer submandibular que desarrolló en prisión y que se agravó debido a la desasistencia médica); Esteban Esteban Nieto (el 26 de setiembre de 1999 en su casa de Tolosa, víctima de un cáncer que desarrolló en prisión); Ramón Gil Ostoaga (muerto el 23 de octubre de 2003 de un disparo en el pecho en Legazpi tras ser objeto de una dura campaña mediática tras su excarcelación); y Kepa Miner, Txalaka, (fallecido el pasado 26 de abril en el Hospital Donostia a causa de una dolencia respiratoria que llevó a su excarcelación en 1999). 

A los militantes muertos en relación con la política penitenciaria hay que sumar los fallecidos, algunos por accidente y otros por enfermedad, en la deportación y el exilio. Honran la memoria de Errazkin en un juicio en París 

Javier Abaunza, Lorentxa Beyrie, Gabriel Sáez Totorikaguena y Saroia Galarraga fueron juzgados ayer en el Tribunal Correccional de París acusados de un delito de «asocaciación de malhechores con fines terroristas». La abogada de los cuatro presos vascos solicitó, a instancias de sus clientes, el aplazamiento de la vista, alegando que se encontraban muy afectados por la muerte de su amiga Oihane Errazkin. La Corte desestimó la petición. Ante ello, Javier Abaunza tomó la palabra. «Agur eta ohore, gudari maitea», dijo ante el Tribunal. Beyrie responsabilizó al Estado francés y a su política represiva del fallecimiento. -

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