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miércoles, 12 de junio de 2013

Las mentiras de Aznar sobre las armas de destrucción masiva y las torturas del ejército español durante la guerra de Iraq

El gobierno del PP presidido por José María Aznar decidió embarcar a España en la Guerra de Iraq  a pesar de la clamorosa oposición en la calle contra la guerra y envió al ejército español a ese país. La reunión del llamado trio de las Azores: el primer ministro Tony Blair, el presidente   de los EEUU George Bush y José María Aznar.

El trio de las Azores, el presidente Aznara la derecha

José Manuel Durão Barroso, quien en noviembre de 2007 -siendo Presidente de la Comisión Europea- declararía que lo "engañaron" en la reunión de las Azores, puesto que en ella se habían mostrado documentos que probaban la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq y que posteriormente, resultaron falsos
A raíz de la misma los reunidos lanzaron un ultimátum al gobierno iraquí para que procediese a desarmarse, argumentando la existencia de armas químicas en el territorio gobernado por aquel entonces por Saddam Hussein, mentira que posteriormente salió a la luz.

Aunque la expresión se refiere a un trío, en propiedad también participaba como anfitrión el Primer Ministro portugués, José Manuel Durão Barroso, quien en noviembre de 2007 -siendo Presidente de la Comisión Europea- declararía que lo "engañaron" en la reunión de las Azores, puesto que en ella se habían mostrado documentos que probaban la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq y que posteriormente, resultaron falsos. Añadió además que habría sido José María Aznar quien más solicitó la celebración de la cumbre previa a la guerra de Irak, que acabaría desembocando en la posterior invasión de Iraq.
Aznar posteriormente reconoció que no había armas de destrucción masiva entre aplausos de los militantes del Partido Popular. La guerra de Iraq en la que Aznar involucró a España con el apoyo de gran parte de los militantes y votantes del PP provocó la muerte de 100.000 víctimas civiles iraquíes según fuentes de la Wikipedia.


En un artículo publicado  en la revista Intervíú por Manuel Marlasca y Luis Renduele, relata de boca de militares españoles y agentes de inteligencia de ese país, que las tropas españolas tenían una cárcel en su base para iraquíes acusados de terrorismo y de delincuencia común. Pasado un tiempo, eran entregados al ejército estadounidense que los trasladaba a la prisión tristemente famosa Abu Ghraib.

Lo que los militares españoles y agentes de inteligencia española confesaron de motu propio

En los interrogatorios, según testimonios de los propios militares y de agentes de inteligencia, solo había dos salas de interrogatorios. Los prisioneros podrían estar hasta una semana internados en esa prisión. Un oficial aseguraba "que no se les torturaba" si no que se "les metía presión". Meter presión es un eufemismo que escondía prácticas, que cualquier activista de los Derechos Humanos, señalaría como torturas. El pretexto de estos malos tratos es que ningún preso habla sin estar sometido a presión. Este oficial destaca que La Convención de Ginebra apuede que no se cumpla por parte de los militares en las zonas de conflicto

La música heavy metal a todo volumen, la privación de  sueño y la introducción de un líquido mediante una jeringuilla en las fosas nasales, que según los ellos, no deja secuelas permanentes pero durante varios minutos te hace chillar como un cerdo formaba parte de esa presión. También aseguran que se le suministraba "medicinas contra el dolor", lo cual es otra evidencia, de que los presos iraquíes sufrían un daño real en sus manos. Mientras, los presos permanecían en un celda de dos en dos, a lo sumo, y solo se le ofrecía 2 camastros o en su caso mantas para dormir.

Según los propios militares españoles, este trato a los prisioneros, cambió cuando ocurrieron los atentados del 11-M en Madrid. Al principio era grande el desconcierto pero una vez, creyeron saber toda la verdad, las vejaciones a los presos iraquíes fueron a mas. Los militares españoles usan otro eufemismo "se emplearon a fondo" con los detenidos, aseguran.

La música heavy metal a todo volumen, la privación de  sueño y la introducción de un líquido mediante una jeringuilla en las fosas nasales, que según los ellos, no deja secuelas permanentes pero durante varios minutos te hace chillar como un cerdo formaba parte de esa presión.

Cuando ocurrieron los asesinatos de siete agentes del CNI en Latifiya. Un traductor llamado Al Mayali fue detenido como presunto colaborador necesario de los asesinatos y pasó varios días de tormento en Base España hasta que fue entregado por las tropas españolas a las tropas norteamericanas. El ejército estadounidense lo internaron en ABu Ghraib donde estuvo preso cerca de un año. Finalmente, fue puesto en libertad pues se demostró que era inocente de los cargos que se le acusaban.

Las torturas perpetradas por el ejército de los Estados Unidos están probadas en Abu Ghraib con diverso material fotográfico. El director de Amnistía Internacional en España, Esteban Beltrán, asegura que si un ejército entrega prisioneros a otro ejército que práctica la tortura con los detenidos, se convierte en cómplice necesario de las torturas que puedan sufrir los detenidos, cuando estén en su poder y añade que el gobierno español no se puede desentender de estos hechos.

La brutal paliza de militares españoles a dos prisioneros iraquies quedó registrada en vídeo y fue publicado varios años después en el periódico El País.

Webislam se hace eco de un artículo aparecido en El periódico El País donde se aprecia a un grupo de militares españoles dar una brutal paliza a 2 presos iraquíes en el suelo de su celda. En ningún momento, se aprecia un interrogatorio a los presos, solo se muestra una brutal agresión.


Según se observa en el vídeo, y así lo describe el propio periódico,  hay cinco soldados españoles entrando en una celda. En el suelo, sobre una manta, con dos botellas de agua a su lado, hay un hombre. Uno de los soldados le ordena a gritos que se incorpore. El hombre, postrado, no parece entenderle. A su lado hay otro detenido que a mitad de la grabación, que dura 40 segundos, es arrojado sobre el primero. Tres de los soldados la emprenden a patadas con ambos. Otros dos observan desde la puerta de la celda. Un sexto graba la escena. Uno de los militares los patea con especial saña. En dos ocasiones parece a punto de marcharse, pero se vuelve para descargar toda la fuerza de su bota sobre los cuerpos indefensos. De las víctimas solo se escuchan jadeos y gemidos. Un militar, que durante la paliza se ha quedado mirando desde el quicio de la puerta, comenta al final: "¡Jo! A este se lo han cargado ya".

Los hechos reales ocurridos en "Base España" demuestran que los militares españoles no llevaron a la práctica un manual elaborado por su propio ejército.

El manual del ejército, al que ha tenido acceso El periódico El País, instaba a los militares españoles a que"durante y después de la detención se empleara la violencia mínima imprescindible" y que se mantuviera "en todo momento el respeto a los derechos del detenido".

Tanto las confesiones de los propios militares y  agentes de Inteligencia a la revista Interviú como el vídeo que aporta el periódico El País se demuestra que ese manual del ejército solo debieron leerlo por el forro.

El testimonio de un ex-soldado español que participó durante la guerra en Iraq y que asegura haber sido carcelero en la prisión de "Base España".

Aún por encima, tenemos el testimonio de un soldado español publicado por el periódico El País bajo el  titular "Yo fui carcelero en Iraq" que asegura que fue carcelero durante la guerra de Iraq de estos presos iraquies y describe que las torturas ocurridas en "Base España" fueron producto de la tensión sufrida, escasa preparación, falso compañerismo y la creencia de tales execrables hechos iban a quedar impunes.

Algunos de los hechos que narra este soldado, fueron agresiones físicas a un compañero por su indisciplina. Los superiores hacían pagar al resto de sus compañeros su inadaptación al ejército, realizando interminables sesiones de flexiones para después ordenarles "darle las gracias". Generando un clima de odio visceral hacia el recluta. También asegura que cuando él realizaba alguna maniobra equivocada su sargento le propinaba patadas en la cabeza, qué él solicitaba fuesen golpes en las costillas.

El sargento les obligó entre risas a colocarse de rodillas uno tras otro como si uno copulando analmente al ano, lo que el denominó "haced el trenecito". El recuerda que uno de los capturados sollozaba. 

Durante un ejercicio nocturno en el bosque, el escuadrón al que pertenecía se dividió en dos grupos, unos iban a ser capturados y otros eran los captores. Los captores una vez tuvieron a los capturados en su poder, les sometieron a todo tipo de vejaciones parecidas a las imágenes difundidas en la cárcel de ABu Grahib. Uno de sus superiores le ordenó pegar a 2 de los detenidos, le obligó a ello y una lluvia de patadas y puñetazos cayeron sobre ellos. Se les obligó a bajarse los pantalones y según su testimonio, un compañero suyo les pasó el cañón por el ano a uno de ellos, haciendo un amago de introducirlo en el recto entre burlas. Un mando le reprendió pero cuando éste se fue, el sargento les obligó entre risas a colocarse de rodillas uno tras otro como si uno copulando analmente al ano, lo que el denominó "haced el trenecito". El recuerda que uno de los capturados sollozaba. Después se les sometía a un interrogatorio, preguntándole datos sobre su persona mezclados con preguntas intrascedentes. Si cambiaban la repuesta a la misma pregunta, se les propinaba un golpe.

Las humillaciones a presos iraquíes por parte de militares estadounidenses
en la prisión de Abu Grahib dieron la vuelta por todo el mundo.
Después de leer este artículo,  podrán concluir que el ejército español no actuó
de forma muy distinta.
Asegura que durante su misión en Iraq, padeció mucha tensión y  perdió  diez kilos y desarrolló todo tipo de tics nerviosos. De un primer  recibimiento amable de los iraquies con el paso del tiempo, las relaciones entre la comunidad iraquí y el ejército español se fue deteriorando. Una vez, tanto él como sus compañeros de escuadrón desearon de matar a todos los iraquíes cercanos a la "Base España" y él tenía la creencia que ese deseo era mutuo.

Un soldado hizo un amago de ofrecerles una botella y  derramó su contenido luego en el suelo entre carcajadas. Otro se hizo fotos con ellos. La naturaleza humana... según el testimonio de este ex-soldado.

Como carcelero de presos iraquíes, este ex-soldado contó una serie de anécdotas, una luz tenue iluminaba las celdas, donde los presos estaban muertos de miedo. A veces, llegaban nuevos prisioneros que suplicaban por un trago de agua. Un soldado hizo un amago de ofrecerles una botella y  derramó su contenido luego en el suelo entre carcajadas. Otro se hizo fotos con ellos. La naturaleza humana... según el testimonio de este ex-soldado.

A pesar, toda la presión ocurrida durante la misión, un capitán les felicitó  porque los hombres de su unidad, eran los únicos de toda la Brigada Plus Ultra, que no solicitaron la ayuda de un psicólogo.

Al regresar a España, este soldado fue víctima del conocido síndrome de estress post-traumático. Insomnio, ansiedad. Se volvió obsesivo insociable e indisciplinado. Fue expulsado del ejército por su estado psíquico pues consideraban que ya no podía serles útiles y durante dos años estuvo tratamiento psiquiátrico seis horas al día, de lunes a viernes, en un hospital. Afirma haber mejorado considerablemente pero también deja claro que no ha vuelto a ser el mismo.

La antigua denuncia del periodista Gervasio Sánchez que cubrió la Guerra de Iraq al lado de las tropas españolas.

En una información aparecida en nodo50.org, El periodista y fotógrafo Gervasio Sánchez, que ha cubierto muchos conflictos internacionales, y que trabaja para El Heraldo de Aragón, ha publicado en Twitter fuertes y duras críticas contra el diario El País. Gervasio Sánchez analiza la exclusiva que El País publica el domingo, según la cual soldados españoles ’maltrataron a prisioneros iraquíes en Diwaniya (Iraq). El diario madrileño extrae imágenes de un vídeo, donde se observa a soldados españoles pateando a prisioneros. Pues bien, Gervasio Sánchez afirma que esos abusos se conocían tiempo atrás. Y que los conocía el diario El País. Acusa a sus periodistas de ocultar esa información y de no haber investigado abusos que se produjeron en Iraq.

Gervasio Sánchez: "El presidente Zapatero (PSOE) conocía el caso Al Mayali, yo mismo le informé"
Con un estilo iracundo, Gervasio Sánchez también echa la culpa al CNI y a los ministros de Defensa. Sánchez afirma que en sucesivas ocasiones dio aviso de estos abusos. "Durante meses advertí a El País, al ministerio de Defensa, Audiencia Nacional, Presidencia del gobierno de lo que había pasado. Se rieron de mí", afirma en su cuenta de Twitter (@gervasanchez).

Denuncia la indefensión del traductor Flayeh Al Mayali, un hombre que fue arrestado e interrogado por el CNI. Le golpearon, según Sánchez, y le acusaron de "manejar dinero de origen incierto". Y acusa de nuevo a El País se dar cabida a otra versión del CNI, más edulcorada, con la cual se trataba de tapar el asesinato de siete agentes del CNI en Iraq.

Para probar sus argumentos, Sánchez muestra el post que publicó en su blog en marzo de 2009, hace cuatro años, donde denunciaba los abusos en la base de Diwaniya.

El ’timeline’ de Gervasio se ha convertido en uno de los más seguidos en la mañana del domingo por sus duras críticas al gobierno y a los medios.

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