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domingo, 16 de junio de 2013

Garganta profunda habla sobre el caso de las torturas, violaciones y asesinatos de las tres niñas de Alcasser I

Hace unos meses, un buen amigo me envió el documento que voy a reproducir: lo firma "Garganta Profunda".

Tres niñas de Alcasser fueron torturadas, violadas y asesinadas, algunos creen que fue un ritual de iniciación de personalidades muy importantes.

CARTA DE GARGANTA PROFUNDA:

"Hace tiempo que esperaba este momento. La prudencia -buena consejera siempre- me hizo retrasar este mensaje hasta completar las piezas que me faltaban. ¿Quién soy yo? La verdad, no tiene importancia. No tengo el mínimo deseo de notoriedad. Soy un simple ciudadano. Si quieren un nombre o una clave, quédense con éstas simples iniciales: AR. ¿a quien me dirijo? Me dirijo en primer lugar a los padres de Desireé, Toñi y Miriam. Dios las tenga a su lado. En segundo lugar me dirijo a los jueces y fiscales del llamado caso Alcàsser y sus secuelas. Y en tercer y último lugar me dirijo a la sociedad valenciana y española, a sus instituciones, representantes políticos y medios de comunicación. Pero sin prisas, cada cual recibirá este mensaje en el momento adecuado. ¿Qué pretendo?. Enviar un mensaje muy claro a todos ustedes: el caso Alcàsser sigue abierto. Ahora más que nunca. Quizá algunos de ustedes lo reciban como una buena noticia. Bienvenidos sean. Quizá otros de entre ustedes lo reciban como una mala noticia. Bienvenidos también, siempre que estén dispuestos a buscar honradamente la verdad. Sólo aquellos que siguen empecinados en ocultar lo que saben no son bienvenidos. Sé quienes son y sé que me calificarán de todo, incluso de terrorista. Sólo por ellos debo preocuparme. Sólo por ellos oculto mi identidad. Tan sólo deseo que exista más interés en investigar lo que comunico que en investigarme a mi: matar al mensajero es la respuesta acostumbrada de ellos, pero no será lo más apropiado en esta ocasión, más si cabe en las actuales circunstancias porque cualquier obstáculo a la investigación supondrá hacer llegar a más personas o a todo el mundo -vía Internet- el presente mensaje.

Yo también participé en su momento de este singular ceguera colectiva que supuso la aparente resolución del caso Alcàsser, allá por el año 1993, con la detención de Miquel Ricart como ¿culpable? de secuestro y violación y la identificación de Antonio Anglés como cómplice del anterior y ¿único? culpable del triple asesinato. También estuve ciego al no ver que todo el fundamento de la acusación era la autoinculpación de Ricart y la presunta fuga de Antonio. Pero no había pruebas, sólo virtualidad: repitiendo a la manera de Goebbels una mentira cientos, miles de veces -la imagen de Anglés, la crispación de Ricart- se nos quiso pasar por la verdad lo que era, un montaje, un circo -¿qué fue de la carga de la prueba, señores jueces?- pero parecía no importar a nadie, tampoco a mí. Disfrutaba, como la mayoría, de esa tranquilidad que ofrece la ignorancia. Por las especiales circunstancias de mi trabajo, como servidor del Estado y conocedor de sus alcantarillas, debí suponer que en el caso Alcàsser, había juego sucio como después descubrí. Pero no, tal vez por pereza mental me creí a pies juntillas la versión oficial, la versión de mis superiores".

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