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domingo, 16 de junio de 2013

Garganta profunda habla sobre el caso de las torturas, violaciones y asesinatos de las tres niñas de Alcasser III


TERCERA PARTE DE LA "CARTA de Garganta Profunda" sobre el asesinato de las niñas de Alcàsser.

"Bernardo también xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx. En lo que sigue intentaré una transcripción lo más fiel posible de nuestras noches de conversación. Aunque pensé ir acompañado de mi habitual minigrabadora al final lo deseché por consideración xxxxxxxxxxxxxxxx. Y, aunque tengo muy buena memoria, antes de acostarme anotaba lo esencial de la conservación. Quizá se pierda algo de frescura del directo, incluso que ponga en boca de Bernardo algunas ideas que son netamente mías, pero en lo que sigue está lo esencial. He pensado que la riqueza de matices que proporciona el diálogo permite penetrar mejor en la verdad del caso. No obstante intentaré una breve conclusión para su posterior investigación judicial o periodística, si ustedes lo estiman oportuno. En lo posible he evitado incluir temas colaterales que salían en la conversación, excepto cuando éstos tenían una cierta relación -por analogía- con el caso Alcàsser o porque iluminaban algún aspecto de éste. Igualmente he intentado mantener la claridad de ideas y expresiones, a veces malsonantes, de Bernardo porque aportan lucidez y un cierto distanciamiento crítico.

En adelante, A será xxxxxxxx o sea yo mismo, y B será Bernardo. El contexto es inicialmente teórico, sobre el tratamiento de la verdad oficial -o sea, la administración de la mentira- en las sociedades avanzadas, pero poco a poco voy deslizando la conversación hacia el tema de fondo que me preocupaba:

- A. .... y sobre el caso Alcàsser ¿cuál es la verdad? Bernardo se queda pensativo durante unos segundos, mirándome fijamente a los ojos.

- B. ¿Por qué verdad me preguntas?. ¿la histórica?, ¿la oficial?, ¿la judicial?, ¿la de Fernando García?

- A. Empecemos si te parece por lo que tú sabes, lo mezclaremos con lo que yo sé y haber si encontramos algo, ¿te parece?

- B. ¿No será éste otro encargo de tu Ra o como coño se llame?

- A. Je, je... no hombre, estamos teorizando simplemente... además el de ahora no se hace llamar Ra xxxxxxx

- B. xxxxx... desde luego que simplón que es Calderón. Parece una matrícula de coche. Y, si Calderón xxxxxx, ¿quién es xxxx?

- A. Bueno, eso es secreto, pero como eres inteligente y aficionado a la criptografía te será fácil deducirlo.

- B. Pues nuestro xxxxxxxxxxxxxxxxxx

- A. No hombre no, piensa un poco más.

- B. ¿Serra? ¿el Ministro?

- A. ¡¡Bingo!!

- B. ¿Y el resto de "Arriba"?

- A. Bueno, te lo diré: xxxxxxxxxxxxxxxxxxxx es el Presidente.

- B. Calderón es gilipollas.... ¡¡de qué manera más tonta desvela su dependencia orgánica: xxxxxxxxxxxxxxxx.

- A. Ya, ya ... la verdad es que le quedan muchas luces... pero volvamos al caso Alcàsser.

- B. ¿De verdad quieres que hablemos de eso a estas horas de la noche?

- A. Hombre, Bernardo, si quieres lo comentamos en otro momento, pero puestos en barrina y con todo lo que nos hemos desahogado antes con otros asuntos de Estado quizá más espeluznantes...

- B. Está bien. Te contaré lo que sé, que es todo lo que sé... a condición que tú luego desembuches también y me digas lo que sabes.

- A. De acuerdo 

- B. Como sabes yo en aquella época trabajaba en xxxxxxxxxxxxxxxxx de la Guardia Civil. Lo de Alcàsser no lo viví de cerca aunque lo seguí con preocupación. Y, porque no decirlo, con interés, para ver si "cazábamos" a los culpables antes que la Policía Nacional. Ya sabes de nuestra "competencia cordial". Además, conozco a Miranda y a Carrascosa y sé de su profesionalidad. Pero también sé que son de la clase de gente que confunde lealtad con ciega obediencia. ¿Sabes¿, lo que verdaderamente nos arruinó en la nefasta etapa de Roldán fue nuestra ciega obediencia al mando... tal vez si hubiéramos sido un poco más críticos otro gallo nos cantaría.

- A. Veo que te vas por los Cerros de Úbeda.

- B. No, hombre. Simplemente una idea me lleva a otra. Debe ser la vejez que me permite ver las cosas con mayor claridad. Sigamos... finales de 1992, tres niñas desaparecidas, los padres cada vez con menos esperanza, la opinión pública presionando y nadie sabe nada... y mucho menos nosotros.

- A. ¿De verdad no sabíais nada?

- B. Bueno, bueno, te hablo de lo que sé por conversaciones con los compañeros que estaban al tanto del asunto. Aunque todas las hipótesis estaban abiertas: secuestro por dinero, violación, huida del hogar, etc... no había nada, ninguna pista, cero patatero.

- A. ¿Entonces, la caseta y la fosa de la Romana, Antonio Anglés y Miguel Ricart?

- B. Te veo venir. Eso forma parte del final, no del principio.

- A. Espera... me estás confirmando lo que siempre he sospechado, que Antonio Anglés y Miguel Ricart son falsos culpables, meros cabezas de turco.

- B. ¡Bingo! eso es.

- A. ¿A qué precio?... ¿donde está Antonio Anglés?... ¿está muerto?

- B. Luego hablaremos de eso... primeros de diciembre de 1992, antes del encuentro de Felipe González con los padres de las niñas hasta ese momento desaparecida... "aparecen" los cuerpos. Sólo unos pocos lo saben: xxxxxxxxx, el propio Presidente, Serra, Corcuera, Vera y poco más... también Roldán, mi jefe y Manglano, tu gran Ra, por supuesto.- A. Tengo mis dudas que Roldán lo supiera... ¿por qué no lo utilizó para suavizar su condena? 

- B. ¡¡No seas pardillo!! Eso ya estaba pactado, Roldán vive de puta madre ¡¡en una cárcel para mujeres!!, con una pasta asegurada por callar la boca todo lo que sabe y no tirar de la manta más de lo que hizo, que fue bien poco.

- A. Si me hablas de la pasta del "difunto desparecido" Paco Paesa va dado...

- B. No hombre. Estos, los de ahora, como los de antes, le prometieron dinero a cambio de estar calladito. Y por lo que sé, está de acuerdo en mantener la boca cerrada. Lo de Paesa, Roldán ya lo daba por descontado que podría traicionarle. Además de los "papeles de Laos" habían otros papeles en los que Roldán explicitaba claramente sus reales condiciones de "rendición". Los "papeles de Laos" fueron meros fuegos de artificio para despistar.

- A. Bien, disculpa que esta vez me haya ido yo por los Cerros de Úbeda.

- B. Je, je... eso de la vejez a todos nos alcanza...como xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

- A. Estábamos que aparecen los cuerpos de las niñas de Alcàsser ¿cómo?

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