El juez José Castro y el fiscal Pedro Horrach, encargados del caso de Iñaki Urdangarin, han recibido mensajes, presiones y amenazas anónimas. Algunos de sus familiares se sienten vigilados. Sospechan que el servicio secreto se entromete en su investigación o al menos la ‘supervisa’ para proteger a Iñaki Urdangarin y a su esposa, la infanta Cristina. Desde hace un año, juez y fiscal tratan de averiguar la implicación del CNI en esas maniobras. Pero no han conseguido, siquiera, que se les pongan al teléfono. Eso sí, alguno de los espías que les vigilan les envía, cariñoso, un ‘christmas’ por Navidad.
"Hola, ¿es el CNI? Soy el juez José Castro”. Las palabras resonaron en las oficinas que el Cuerpo Nacional de Policía tiene en Barcelona. Al otro lado de la línea, una voz anónima contestó de forma afirmativa. Desde la Ciudad Condal, el hombre encargado de investigar a Iñaki Urdangarin, la infanta Cristina y el resto de los señalados en la operación Babel prosiguió: “Mire, tengo aquí a un señor que dice que es colaborador suyo y que en los ordenadores que le hemos requisado existe información importante para la seguridad nacional”. La respuesta fue sencilla: “Tomo nota y en diez minutos alguien le volverá a llamar”. Pasó el plazo sin noticias. El juez insistió de nuevo en dos ocasiones más. “No estoy autorizada a hablar de esto por teléfono”, respondió una de las agentes del servicio secreto desde su móvil.
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