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sábado, 11 de noviembre de 2017

El crímen de las chinas de Pontevedra


Como ya escribí antes, Guang Qu sabía artes marciales, y sería practicamente imposible doblegar su resistencia a no ser que contase con ayuda o fuese golpeada por la espalda o en un descuido. 

El abogado defensor insistió en la inocencia Hai Jie Zhang alegando incompatibildad horaria entre la ejecución del doble crimen y el lugar donde presuntamente estaba su defendido en ese momento.

Hai Jie Zhang fue juzgado y condenado por uno de los dos asesinatos cometidos por un jurado popular, absolviéndolo del otro por falta de evidencias en su participación.

Pero maś tarde, el abogado de la defensa recurrió la sentencia ante el Tribunal Superior de Xusticia de Galicia y este tribunal absolvió a Hai Jie Zhang alegando inconsistencia en las pruebas presentadas por las policías, destacando que se había vulnerado su derecho a la presunción de inocencia.

El pésimo informe del médico forense que realizó la autopsia no afirmaba con claridad en el día del fallecimiento y citaba que podía ser el 27 de abril aunque también podría ser el 26 y la falta de claridad de la policía en cuanto al numero de personas que participaron en el asesinato de Guang Qu, fue un balón de oxigeno para la defensa. El abogado defensor alegó que el doble crimen pudo ser cometido por una sola persona y que su defendido se había ido en un taxi el día 26. El abogado aseguró que las fotos en color de los cadáveres hechas durante la autopsia probaban que había pasado muchas horas del momento de los asesinatos. Si es por el color de la piel, recordar que los asiáticos tienen la piel muy clara.

El Tribunal Superior de Justicia Galicia sería incapaz de argumentar y justificar una coartada tan burda pero a pesar de todo dejó en libertad a Hai Jie Zhang y dictó orden de expulsión contra este ciudadano por un delito cometido anteriormente, en los medios hablan de estafa  y por el que había sido condenado a 21 meses de prisión.

No existe tratado de extradición entre España y China y aunque la justicia española dictó una orden internacional de busca y captura contra el ciudadano Wenbin Sun, la Interpol solo podría detenerle si pisa un país donde exista convenio de extradición. China se negó a extraditarlo alegando la falta de tratado de extradición y es lógico que actúen así, a pesar de ello, la justicia española insiste en intentar lo imposible, de solicitar la entrega de este ciudadano chino para ser juzgado en territorio español sin tratado de extradición.

Las autoridades chinas se interesaron por juzgar a Wenbin Sun en su propio territorio a pesar de que el doble crimen había sido cometido en territorio español y no tenían por qué hacerlo. La justicia española se opuso porque afirma que China podría vulnerar los derechos humanos del presunto sospechoso del doble crimen y someterlo a torturas o a ejecutarlo (en China se aplica pena capital) Lo cual, no deja de ser sarcástico si tenemos en cuenta las acusaciones de violaciones de derechos humanos que pesa sobre el estado español a lo largo de la historia de su democracia, basta leer este blog para darse cuenta de ello. Su cinismo e hipocresía impidió que un presunto asesino fuera juzgado y en caso de demostrarse su culpabilidad fuese condenado a  prisión.

El doble crimen prescribe dentro de 20 años después que de su ejecución. Si después de ese plazo, Wenbin Sun no ha sido juzgado, podrá pisar España sin ser  detenido. Es obvio que por la cuenta que le trae, el principal sospechoso del doble crimen no va a salir de su país para ser juzgado voluntariamente. La situación que ha creado el estado español  es esperpéntica.

Hay dos tumbas en la fosa de común del cementerio de San Mauro ubicado a las afueras de la ciudad de Pontevedra, clamando justicia: las tumbas de K.Y. y la de G.Q. Aún sigo llevando comida (llevar comida a los muertos es una costumbre china) y flores de vez en cuando. Fue triste que no me avisaran de que iban a ser enterradas en silencio, sin flores, sin la presencia de los pocos que las querían, el motivo es que según algunos visitantes del cementerio sus cadáveres "olían mal". La mayoría no quieren oler el dolor de unos pocos, supongo.

Y al estado español, decirle una vez más, muchísimas mierdas por nada.

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